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GENIUS Act: ¿la revolución de las stablecoins o una bomba de tiempo?

Actualizado: hace 4 días

El mes pasado, el Congreso de Estados Unidos aprobó la GENIUS Act, una ley que propone un cambio profundo en el sistema monetario global, cuyo objetivo es crear un marco legal claro para que bancos y empresas privadas puedan emitir stablecoins.

Así, los emisores de stablecoins bajo la GENIUS Act deberán respaldar cada dólar digital emitido con activos líquidos, principalmente letras del Tesoro de EEUU de corto plazo, garantizando un respaldo 1 a 1. Estos emisores podrán ser tanto bancos asegurados federalmente como empresas privadas.

En cuanto a los controles antilavado, las medidas de KYC requeridas se limitan únicamente a los clientes directos del emisor, es decir, aquellos que conviertan dólares en las stablecoins emitidas por este. Por lo tanto, la circulación secundaria será mayormente libre, exigiendo al emisor medidas de monitoreo transaccional para controlar operaciones sospechosas o de alto valor.

Históricamente, la “emisión primaria” de stablecoins ha estado reservada a operaciones de altísimo valor; por lo tanto, es razonable que la normativa sea más exigente en cuanto al KYC de esos operadores. De igual manera, la circulación secundaria ocurre mediante transacciones puramente on-chain, por lo que pretender que el KYC se extienda a todas y cada una de las operaciones (como si fuera equivalente a la Travel Rule) es de difícil aplicación y casi un contrasentido a la naturaleza permissionless de las criptomonedas.

No obstante, la normativa obligará a los emisores a tener la capacidad de bloquear o congelar tokens por orden de autoridades como la OFAC o FinCEN. Pese a la actual exigencia normativa, empresas como Tether (USDT) o Circle (USDC) ya poseen un largo historial de bloqueos de tokens, ya sea por exigencia de reguladores o por escenarios de fraude o exploits a individuos o protocolos.

Por último, la GENIUS Act prohíbe que las stablecoins reguladas paguen intereses o rendimientos a sus tenedores. Al limitar el pago de intereses, la ley busca mantener el carácter de las stablecoins como un medio de pago o reserva de valor estable, evitando riesgos asociados a productos que generen retornos financieros, como la asunción de riesgos crediticios o de mercado por parte del emisor. Esto también simplifica el marco regulatorio y reduce la posibilidad de que los emisores realicen prácticas financieras riesgosas que puedan poner en peligro la estabilidad del sistema.

¿Quién gana con la GENIUS Act?

La normativa tiene claros ganadores y busca alinear incentivos. Por un lado, el Tesoro norteamericano, que obtendrá liquidez por parte de los emisores de stablecoins, emitirá títulos a corto plazo y podrá renovar deuda a largo plazo. Por otro lado, los emisores de stablecoins, que retendrán la totalidad del interés que les pague el Tesoro por sus T-bills, ya que —como dijimos— el emisor tendrá prohibido otorgar rendimientos a sus tenedores.

Por lo tanto, entre el Tesoro y los emisores se abrirá un círculo virtuoso: a mayor emisión de stablecoins, más liquidez tendrá el Tesoro, y más intereses podrá recolectar el emisor. A mayor emisión, más financiamiento para el gobierno y más negocio para los emisores. Todos felices… ¿o no?

Pero no todo es color de rosa: las advertencias de los críticos

No todos ven la GENIUS Act con buenos ojos. El economista Barry Eichengreen, profesor en la Universidad de California, alerta sobre riesgos que pueden repetirse de una época que el sistema financiero estadounidense quisiera olvidar: la era del “Free Banking”.

En ese período, cada banco podía emitir su propio dólar, siempre que tuviera activos para respaldarlo. En algunos lugares funcionaba, pero en muchos otros, los activos que respaldaban esos billetes valían poco o nada, causando pánicos y corridas bancarias. Además, coexistían decenas de monedas diferentes con valores variables, generando confusión y desconfianza.

Eichengreen compara esa realidad con la GENIUS Act, que permitiría a cientos o miles de emisores crear stablecoins respaldadas en bonos del Tesoro. El problema, según él, es que supervisar y controlar a tantos actores será mucho más complejo que vigilar un banco tradicional.

Por último, Eichengreen cita a Scott Bessent, actual secretario del Tesoro americano, quien imaginó un escenario hipotético: si los emisores de stablecoins mantuvieran miles de millones de dólares en T-bills y se generara una corrida, los emisores se verían obligados a vender enormes cantidades de letras del Tesoro, desplomando su precio, disparando las tasas de interés, y generando un impacto negativo en toda la economía norteamericana.

¿Qué sigue?

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Desde emprendedores y startups fintech hasta inversores y bancos, todos necesitan entender qué cambios vienen y cómo adaptarse para no quedarse atrás. La GENIUS Act no solo modifica reglas del juego, sino que abre oportunidades inéditas y también desafíos que requieren acompañamiento profesional.

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